viernes, 13 de septiembre de 2013

la reproducción de los animales marinos

EN EL mar la reproducción y el desarrollo de los animales se llevan a cabo en condiciones muy diferentes que las de los terrestres, lo que resulta natural si se consideran las características ambientales que este medio presenta.
La mayoría de los animales marinos, tales como peces, equinodermos, moluscos, crustáceos, gusanos, etcétera depositan sus células masculinas o esperma y sus células femeninas u óvulos en el agua donde se unen, es decir se fecundan, y posteriormente se desarrollan; éstas crías, al llegar al estado adulto, producen numerosos huevos que, en ocasiones llegan a varios millones. Así, las aguas del océano representan el vivero inagotable en el que nuevas vidas se desarrollan en cantidades fabulosas.
Fecundidad tan asombrosa viene a compensar las pérdidas enormes que estos seres sufren debido a que en sus primeras etapas de desarrollo casi no presentan medios de defensa, además están incapacitados para buscar resguardo y sometidos a muchas causas de destrucción. Las larvas delicadas de los seres planctónicos perecen en cantidades asombrosas, mortandad increíble, sólo compensada por la fecundidad que establece el equilibrio entre todos los organismos que habitan en los mares.
Debido a este elevado índice de reproducción, con frecuencia se forman verdaderos enjambres de densidad y extensión apenas concebibles. En una de las expediciones científicas realizada por el barco Nacional, destinada al estudio de la vida en los mares, se encontró una extensa zona invadida por el curioso organismo del género Velella, llamado así por tener el flotador formado por una expansión triangular a modo de vela. Las observaciones efectuadas por los investigadores permitieron evaluar que en los 500 kilómetros recorridos por el barco a través de esta masa de seres existían más o menos 400 millones de velelas.
Es difícil poder escribir acerca de la reproducción y el desarrollo de los animales que viven en los océanos desde un punto de vista general, sin tener en cuenta los resultados alcanzados en el terreno experimental, en cuyo problema han trabajado infinidad de biólogos.
En los erizos de mar, del género Arbacia, los biólogos han realizado experimentos memorables, como los de Hertwing en 1875, que antes de que se conociera la fecundación y el desarrollo humano en su totalidad, permitieron suponer como se efectuaban estas funciones.
Este organismo necesita los dos sexos para producir huevos fecundados capaces de dar origen a una nueva generación; el eminente biólogo Loeb, en 1899, obtuvo un éxito rotundo al lograr sustituir la acción del elemento masculino por una serie de efectos fisicoquímicos que hacen que el huevo empiece a desarrollarse.
                        Los peces óseos, como las sardinas, arenques, bacalaos, macarelas, bonitos, etcétera son organismos que se reproducen de un modo cuantioso dando lugar a bancos inmensos que permiten la vida floreciente de la industria pesquera en todos los países del mundo, en los que día a día adquiere mayor volumen, representando una fuente de riqueza importantísima, y si se cuida, inagotable. Una hembra de arenque puede poner de 20 mil a 47 mil huevos y una de bacalao de 6 a 7 millones.                                                                                                                                                                                                                 La reproducción es uno de los pasos mejor conocidos del ciclo biológico de las tortugas marinas. Llegada la época de reproducción, las hembras se concentran masivamente frente a determinadas zonas, generalmente playas, donde más tarde han de ir a realizar la puesta, la cual se desarrolla por fases escalonadas; cada vez, dependiendo de la especie, tiene lugar en una playa diferente y en conjunto cada hembra pone unos 400 huevos. Esto parece, sin duda, un mecanismo de seguridad para evitar la catástrofe de que toda una puesta pueda ser destruida por los depredadores.
Mientras sus compañeras colocan los huevos en los nidos, los machos se concentran también frente a las playas, esperando a que las hembras retornen para realizar la cópula en el agua.
Este insólito comportamiento que parece sin sentido, se explica por el hecho de que los espermatozoides de las tortugas, dotados de una gran vitalidad, se mantienen vivos en los conductos reproductores de las hembras durante meses, pudiendo fecundar los óvulos, incluso años después de la cópula. Así, los huevos que pone una hembra fueron fecundados por los espermatozoides de la temporada pasada.
La eclosión de los nuevos individuos se realiza en un periodo muy corto, lanzándose las diminutas tortuguitas en una alocada carrera contra reloj para alcanzar el mar que también es su salvación, ya que ese momento está lleno de peligros al presentarse sus depredadores. En la actualidad se sabe que en algunas especies de tortuga como enLepidochelys olivacea o tortuga golfina, el sexo se determina en relación con la temperatura, ya que los huevos incubados a más de 30°C originan hembras, y los de menor temperatura machos.
 
                                             Entre los mamíferos marinos están las nutrias, cuyos machos suelen permanecer separados de las hembras, pero se acercan en cualquier momento del año, para realizar la cópula, que tiene lugar en el agua tras un aparatoso cortejo.
El macho, de espaldas, se coloca bajo su compañera, que adopta la misma postura, y la sujeta con sus poderosas manos; el apareamiento parece tener lugar con la hembra en la superficie. La gestación dura de 240 a 270 días, al cabo de los cuales, en la orilla, nace un pequeño muy desarrollado, al que su madre lleva de inmediato al agua; tiene los ojos abiertos, el pelo semejante al de los adultos y los dientes de leche crecidos. Hasta los 3 años de edad, las nutrias no pueden reproducirse, y una hembra sólo alumbra una vez cada 2 o 3 años.
Los pinnípedos como el león marino, las morsas y las focas, se reúnen en grandes grupos para efectuar la muda y la reproducción. Grupos de machos y hembras llegan a las playas donde se llevará a cabo la crianza y el apareamiento, permanecen ahí sin mezclarse; apenas 48 horas después, los machos mayores y más fuertes se separan del grupo y dominan territorios rocosos, y muy pronto las hembras llegadas en primer término, comienzan a alumbrar sus crías.
A poco tiempo del parto las hembras abandonan a sus pequeños en la playa para ir al mar y los primeros día vuelven hasta cinco veces para amamantar a las foquitas, permaneciendo hostiles a los machos que intentan cortejarlas, a veces, con temibles mordiscos. Después de unos diez días las visitas a los retoños lactantes se espacian y su relación con los machos mejora.
Dos semanas después del parto, las hembras son receptivas y si al pasar cerca de algún macho se produce un cortejo, se lleva a cabo la cópula en el agua, que dura de 15 a 20 minutos. Durante la misma, ambos animales desaparecen repetidas veces bajo la superficie y ascienden a respirar. La gestación dura 350 días es decir hasta que machos y hembras vuelven a reunirse de nuevo en los mismos lugares y de esta forma, las focas adultas generalmente están preñadas durante toda su vida, salvo dos semanas de cada año.
                                
                                                                                                                                                                                                                                                                     

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